Gente en sitios o ¿es el cine español un género en sí mismo?

Gente en sitios o ¿es el cine español un género en sí mismo?

Escrito por alejandro

Ahora que estamos metidos de lleno en la temporada de los premios más llamativamente comerciales, tocará, no queda más remedio, dedicar un poco de tiempo a las películas más destacadas. Y que mejor manera de hacerlo que con “Gente en sitios” (Juan Cavestany, 2013), una película necesaria por muy diferentes motivos, el primero por una reflexión tremendamente lúcida que hizo mi hermano cuando hablábamos de ella: “Es que el cine español no es un género en sí mismo”.

Prejuicios

Vamos a jugar a un juego muy simple (y no excesivamente divertido) en el que nos tenemos que imaginar que esperaríamos de una película española, comedia para más señas, en la que aparecen caras tan conocidas como Ernesto Alterio, Eduard Fernández, Maribel Verdú, Tristán Ulloa, Raúl Arévalo o Antonio de la Torre. Nuestra mente podría ir de “Una pistola en cada mano” (Ces Gay, 2012) a "Primos" (Daniel Sánchez Arévalo, 2011) pasando por "El otro lado de la cama" (Emilio Martínez Lázaro), todas ellas películas más o menos respetables, pero que no se salen de la normalidad, de lo que uno espera cuando va a ver una comedia coral con caras conocidas. Chistes no demasiado ofensivos, actuaciones sólidas y, en fin, entretenimiento sin estridencias.

bdef817802f3a2b4706fd7aef4380712La calidad de la actuación de nombres como Eduard Fernández nunca ha estado en duda.

Siendo un poco malvado, podría decirse que esta sensación de previsibilidad es la principal razón del inexorable descenso del interés del público hacia el cine que cae bajo esa etiqueta (injusta) de “español”. Porque si los espectadores creen saber todo lo que les espera, su determinación por acudir a las salas se diluirá irremediablemente. 

Gente en sitios

Ahora, pongámonos en la piel de un espectador medio (yo mismo, por ejemplo) no excesivamente informado respecto a trabajos anteriores de Juan Cavestany y veámoslo desde una perspectiva optimista. Porque esos mismos prejuicios que obstaculizaban nuestra llegada al cine, se convertirán en una poderosa bomba a favor de “Gente en sitios”, el factor sorpresa. Una película que funciona por acumulación, porque durante los 83 minutos que dura se suceden infinidad de cortometrajes, muchos hilarantes, otros surrealistas y también alguno que otro desconcertante. 

“Gente en sitios” podría ser el cuaderno de notas de una persona creativa convertida en pequeñas obras audiovisuales, como si el director, en lugar de apuntarlas y darles forma, fuera llamando a amigos, conocidos, amigos de amigos y demás personas relacionadas con el cine y las fuera registrando. No hace falta más que una cámara al hombro de un operador y que los actores y el guión de cada corto se relacionen de un modo natural y, sobre todo, personal y particular. 

8f75db1d55ac705a8e8e1b05c0e5e873No se puede negar que "Gente en sitios" es una comedia muy graciosa.

El ritmo, por supuesto, es frenético, puesto que se elimina la fase de la presentación, la identificación o las expectativas. Nunca sabremos si Raúl Arévalo encontró esa nave que buscaba, si Maribel Verdú consiguió llamar la atención de Tristán Ulloa, si Antonio de la Torre aprendió a comer, por qué Carlos Areces no apuntó ese número de teléfono, qué carajo pretendía Ernesto Alterio o si todo el conjunto tenía un significado. ¿Qué más da? Nos hemos reído y Juan Cavestany ha demostrado con “Gente en sitios” (Juan Cavestany, 2012) que lo mejor es entrar en la sala con la mente limpia... porque aún no ha muerto eso que llaman la magia del cine.