Las líneas maestras de “The Bling Ring” (Sofía Coppola, 2013) ya fueron expuestas en esta misma página en épocas más próximas a su paso por las salas. La fama, la superficialidad o Hollywood por dentro y por fuera (como si descubrir las miserias de esos seres idolatrados los acercara un poco al pueblo raso) fueron aspectos abordados y por eso recomendamos la lectura del artículo en cuestión.
No es esa la intención de éste. Aquí nos vamos a quedar con las dos caras visibles del proyecto; Sofía Coppola y Emma Watson, para preguntarnos por las certezas y las posibilidades que “The Bling Ring” abrió, o cerró, para cada una de ellas en medio de sus respectivas carreras como realizadora y actriz respectivamente.
Sofía Coppola es capaz de vestir con ropa brillante y muchos colores un mundo como del Hollywood.
Sofía Coppola o la continuación de una idea
Parece que haya pasado una vida desde “Las vírgenes suicidas” (The virgin suicides, 1999) o “Lost in Traslation” (2003) pero no, Sofía Coppola ha firmado 5 películas en 14 años y algo comienza a no encajar. No se trata de que sus películas sean mejores o peores, estén mal hechas o carezcan de un estilo propio y atractivo, sino de que comienza a imponerse la sensación de que el registro de la directora no puede apartarse ni un centímetro de su zona de confort.
Actualizar a un personaje como María Antonieta, colocarle música actual y ponerla ante las mismas dudas existenciales que a un actor de viaje de trabajo en Japón, cuestionar su superficialidad, es un movimiento inteligente solo si esas mismas vicisitudes no son las únicas que asedian a los protagonistas de tus siguientes películas (“Somewhere” y “The Bling Ring”). Porque al fin no eres tú contando su historia sino ellos viviendo, una y otra vez, tus propias dudas.
Empezó Kirsten Dunst, después aparecieron Bill Murray y Scarlett Johansson, volvió Kirsten Dunst (que tiene una aparición fugaz en la película que hoy nos ocupa), para continuar con Stephen Dorff y sus problemas con la paternidad y acabamos con la tropa juvenil donde brilla con luz propia Emma Watson. Son todos ellos personajes que comparten un trayecto vital. No están en el mismo punto de este viaje, porque en los comienzos viven en la cima de su/el mundo, habitualmente superficial y materialista, para evolucionar hacia la melancolía y el cinismo. Seguramente no habría mucha diferencia si un joven Bob Harris (Bill Murray en Lost in Traslation) hubiera sustituido a Emma Watson en su tropa de ladrones o si esta hubiera tenido la posición de Kirsten Dunst en “María Antonieta”.
La imagen es importante desde el segundo 1.
La imagen juega un papel decisivo en la filmografía de Sofía Coppola, convertida en un concepto con dos vertientes. Por un lado tendríamos su definición propia. No cabe duda de que Coppola ha definido un estilo en el que destaca desde la música hasta la tipografía de los títulos de crédito. Son películas siempre muy luminosas, casi con luz quemada, cegadora, lo que nos lleva a la segunda vertiente de esa imagen. La que venden al exterior, su vestimenta, sus acciones, sus intereses materiales son lo único que tienen y en un inicio es todo a lo que quieren aspirar, pero a la larga los convierte, a ojos de Sofía Coppola, en seres vacíos.
Llegados a este punto, solo quedan las preguntas para la directora: ¿Puede seguir su carrera bajo estas estrictas coordenadas? ¿Los modelos, aunque funcionen, se agotan? ¿Vale la pena el riesgo de cambiar y fracasar? Solo el futuro tiene respuesta a estas preguntas, pero la única realidad es que su siguiente proyecto es una nueva versión de La Sirenita y, vistas las claves del cuento, no parece que Coppola vaya a abandonar a los personajes superficiales y un poco, o un mucho, inconscientes.
Emma Watson se encuentra cómoda jugando a ser mayor desde la adolescencia.
Emma Watson o el paso a la madurez
La actriz tiene ahora mismo 24 años. Empezamos por aquí porque su carrera se encuentra en un punto muy delicado. Todas las puertas se abren a su paso, pero corre un serio peligro: encasillarse en papeles de adolescente (todavía no ha hecho ningún papel en el que represente a una adulta). Hasta ahora ha pasado de Hogwarts en la saga Harry Potter al instituto en “Las ventajas de ser un marginado” (The perks of being a wallflower, Stephen Chbosky, 2012) y se ha mantenido en ese rango de edades en “The Bling Ring” o “Noah” (Darren Aronofsky, 2014). No parece que su paso por la nueva película de Alejandro Amenabar, "Regression" (Regresión, 2015), prevista para el verano del año que viene vaya a corregir esta situación.
En realidad, solo cuando se ha interpretado a sí misma en el cameo que firmó en "Juerga hasta el fin" (This is the end, Evan Goldberg y Seth Rogen), la hemos visto como una adulta entre adultos. Se enfrenta al mismo problema que afrontó, en su día, gente como Leonardo DiCaprio. La cara de niño, la expresión juvenil, es difícil quitársela. Obviamente DiCaprio, al que le hizo falta ganar presencia física, superó esta cuestión y Watson debe perseverar en este intento. Todavía no es una cuestión que corra excesiva prisa, pero en un mundo tan competitivo como el de Hollywood, sería bueno que los realizadores y productores no se quedaran con esa relación actriz-tipo de personaje, porque no puede ser adolescente en pantalla eternamente.Emma Watson se adapta sin dificultades a los diferentes ambientes que le propone "The Bling Ring".
Estamos deseando verla dar ese paso. En sus representaciones infantiles-juveniles, ha demostrado sobradamente su calidad interpretativa. Sabe hacer algo tan fácil y tan difícil a la vez como transmitir emociones, expresar con gestos, una perogrullada fuera de los registros de otros compañeros y compañeras de profesión que han hecho carrera a lo largo de los años (y sobran los ejemplos, seguro que todos tenemos en la cabeza más de uno procedentes de todas las partes del mundo). Las preguntas, para ella, se reduciría a esta: ¿Se atreverá, cuando le llegue la ocasión, a ese paso a la edad adulta o permanecerá en terreno conocido y dominado hasta que sea demasiado tarde? Como en el caso de Coppola, solo el tiempo responderá a esta cuestión, pero (sin que se note excesivamente lo mucho que nos gusta como actriz) seguro que tendremos Emma Watson para rato.