Orgullo: combate entre la RAE y el cine

Orgullo: combate entre la RAE y el cine

Escrito por pedrinho

Buenas noches y bienvenidos, señores y señoras, a esta espectacular velada. Sobre el ring de Spoilercat y en un marco de las posibilidades de Internet, estamos a punto de asistir a una batalla de proporciones épicas, a un duelo digno del Coliseo romano, con todo el drama que puede acoger el gran teatro de Mérida, un enfrentamiento cuyos ecos prometen ir más allá de los límites del código html detrás de esta página. Mi nombre es David O. Selznick y voy a ser el narrador de este combate, quien ponga voz, con su permiso, a este cara a cara entre dos púgiles de dimensiones históricas. A mi lado, nada más y nada menos que el gran Sidney Howard. Buenas noches, Sidney.

Buenas noches, David.

Dime, Sidney, ¿qué esperas de esta pelea?

Espero lo mejor, lo máximo, todo lo que se puede esperar de un combate entre dos pesos pesados como la RAE y el cine, dos mitos, dos pilares del mundo en el que vivimos, dos montañas sobre las que se corona la cultura, tal y como hoy la entendemos. Espero algo grande, muy grande, David.

Así es, Sidney, no en vano, se trata de una pelea programada a doce asaltos, en la que sólo puede quedar uno en pie, en la que sólo vencerá una idea de orgullo. Porque de esto se trata, de dirimir qué es el orgullo.

7ee91e60ce8277ad2827869d49d7aabfEl combate está a punto de comenzar

Eso mismo, David, el orgullo según la RAE, el orgullo según el cine. Un término, a priori, tan claro, pero sobre el que ambos púgiles mantienen posiciones, si no antagónicas, sí geográficamente tan distantes como el cielo y el infierno. Y sólo uno puede vencer.

Por supuesto, no ha lugar al empate, a las tablas. Ha quedado claro en otras ocasiones y mucho más en las horas previas, en las que se han definido de forma meridiana, si no lo estaban ya, las posiciones de cada uno de ellos. Es evidente que se tienen ganas.

Y tantas. Ha sido difícil contenerlos en la sesión de pesaje, incluso en el propio camino a este ring de Spoilercat. Pero en unos instantes ya no será precisa contención alguna.

Tú lo has dicho, cuestión de segundos, porque los contendientes ya están en sus rincones, listos para las presentaciones.

Exacto, y a la izquierda de sus pantallas tenemos a la RAE, peso pesado por excelencia, heredero de la más larga tradición, clásico en sus golpes y en todos sus gestos, amante de la norma, de las reglas y de marcar la pauta a seguir.

f79e5cf2273c6f35bb94c9ad89170b1fReal Academia Española

A la derecha, tenemos al cine, todo lo contrario en su forma de entender el combate, considerando las normas, las referencias, sólo como un contexto, como una referencia, porque lo suyo es la chispa, la emoción, el instinto… la improvisación y, por qué no decirlo, también la genialidad.

Así podríamos definir este duelo, tradición frente a inspiración, clasicismo y tradición ante el riesgo y la innovación. Todo ello con un único fin, ver qué idea de orgullo prevalece.

¡¡¡Que comience el combate!!!

Como era de esperar, la RAE toma rápidamente el centro del cuadrilátero. Busca dominar el ritmo de la disputa, que se pelee según sus reglas y dar los primeros golpes.

Así es. Y el cine, mientras tanto, más camaleónico y variable en sus formas y apariencias, no nos ha dejado ver su planteamiento. ¿Qué sorpresa nos tendrá guardada?

Habrá que verlo, porque esa es su gran baza, lo que le ha granjeado tantos fieles en todos los rincones del planeta, lo que le ha hecho correr ríos de tinta en tantas y tantas páginas. Emoción, riesgo, imprevisibilidad… todo eso forma parte de tu reputación.

Sí, pero la contundencia es la base del arsenal de la RAE… y tiene preparada su primera embestida, su primera oleada, esa con la que buscará un rápido desenlace, un K.O. a las primeras de cambio.

Orgullo (definición de la RAE): arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que a veces es disimulable por nacer de causas nobles y virtuosas.

¡¡¡Menudo golpe!!! Un gancho terrible, pesado, hecho de plomo y sin opción a réplica.

03d6e25fe9da348ae71854f64e9e351bPuños fuera

Sí, hay que ver cómo pesan esas palabras. Podríamos decir que duele cada sílaba, casi es posible masticar la sangre entre las frases. Porque, dicho así, en cada puñetazo de la RAE, el orgullo, más que una virtud, parece una condena, una tan grande como tener que lidiar con la mole de la RAE en un cuadrilátero.

Cierto, cierto, resulta desalentador pensar en superar esa guardia clásica, en hacer mover esa mole de innumerables definiciones, formas, enciclopedias y eruditos, en sacar de su sitio a ese homenaje al inmovilismo.

Pero no pierdas la esperanza, porque si alguien puede hacerlo, ese es el cine. Un cine que aun no ha jugado sus bazas, que aun no ha mostrado sus armas, pero parece que está a punto de hacerlo…

Algo se adivina ya tras ese baile, tras esos un-dos, un-dos, tras el juego de la distracción, tras una coreografía que atrapa la atención de la RAE en sus pies, mientras sus puños se preparan para hacer otra cosa, mientras su perfil dibujado en negro sobre un cielo coloreado a punto de dejarse caer en brazos de la noche.

¡Oh, dios mío! ¿Pero no reconoces ese perfil?

Sí, sí, y ese primer plano ahora que la cámara se eleva…

¡¡¡Sí, sí, es ella, es ella!!!  Teníamos que haberlo visto venir, teníamos que haberlo imaginado viendo quién vigila sus movimientos desde el rincón.

Por supuesto, con Clark Gable y Victor Fleming en su esquina, ¿quién podía ser si no?

Exacto, Vivien Leigh, ¡sorpresa!

La misma sorpresa que ha cogido con la guardia baja a la RAE, tan obnubilada como nosotros por ese arranque, por ese puño que se levanta, que sube hacia el cielo, por ese… ¡a dios pongo por testigo! ¡a dios pongo por testigo!

1f49244e9f8b7ff7ca7b75fd8e71a6a8A dios pongo por testigo

Exacto, porque si eso no es orgullo que baje el propio dios y lo diga, que baje ahora mismo para hacer frente a ese puño que se iza al cielo, recortado sobre un fondo coloreado.

Menuda combinación, gran secuencia de un-dos, un-dos, un-dos… esa sucesión de pasos y jabs cortos, coronada por un crochet a la mandíbula, han hecho mella en su rival.

Sí, sin duda, ¿has visto cómo ha tenido que echar un pie atrás? Pero es pronto para cantar victoria, la RAE es un hueso duro de pelar y sabemos que no va a rendirse a las primeras de cambio. Esa larga tradición no se tumba así como así.

Claro y está tirando de repertorio: a veces es disimulable por nacer de causas nobles y virtuosas… pero sigue siendo arrogancia, vanidad y exceso de estimación propia.

Son puñetazos contundentes, no hay quien lo dude, pero el cine es móvil, ágil, flexible y sabe moverse en todos los terrenos… y sabe salirse con la suya mostrando su mejor cara al tiempo que prepara su réplica “ni yo, ni ninguno de los míos, no volveré a pasar hambre”.

Menudo grito, menuda declaración de principios, menuda… menuda muestra de orgullo. Ese es el orgullo que levanta pasiones, capaz de poner al público en pie, de hacerle vibrar… el orgullo que queremos vivir, el orgullo que no se muestra de forma calculadora, sino apasionada.

¿Y hay mayor pasión que ese perfil de mujer recortado sobre un cielo que comparte su dolor?

Aunque tenga que mentir, robar, mendigar o matar… no volveré a pasar hambre.

¿Es o no es poesía en movimiento?

e5d687c854a6246422ef83ee43a05587Lo que llegó con el viento

Sí, sí, movimiento definitivo, tanto que ha entrado directamente hasta al rostro, ha impactado en su mandíbula… sí, sí, y se tambalea, se cae, se cae…

Sí, cae, al mismo tiempo que se aleja la cámara, que se amplía nuestra mirada, que entra en el encuadre ese árbol sin hojas, ese árbol que es, al igual que Vivien Leigh, una muestra viva de lo que el orgullo es, de lo que puede ser, sin tener que disimularse por nacer de causas nobles.

De lo que puede ser el orgullo cuando es en el cine, y no en la RAE, en donde buscamos nuestras definiciones. En donde las encontramos.