Sé que todo el rollo ese de los nuevos propósitos se asocia inevitablemente con las Navidades, las resacas de Nochevieja y el exceso de ácido úrico producido por la ingesta de marisco (el que pueda comerlo), pero mi calendario de propósitos hace mucho que está desajustado con respecto a las convenciones sociales mayoritarias. Por ese motivo, suelo plantearme más propósitos para la época estival, algo que no tiene que ver con una natural predilección por llevar la contraria (que también puede haber un poco de eso), sino con que es en verano cuando puede sacarse algo de tiempo de los quehaceres diarios para cumplir con esos propósitos.
Uno de mis grandes propósitos para este verano es organizar una cita con Spike Jonze, a quien considero un personaje imprescindible de la cultura popular del siglo XXI, esa cultura en la que lo audiovisual tiene una absoluta predominancia. Evidentemente, para esa cita no voy a llamar al señor Jonze (no creo que su número aparezca en la guía telefónica), porque no me hace falta su presencia física. Me llega con devorar, muy probablemente más de un par de veces, “Her” (id, 2014), su último y más que reconocido trabajo (nominación al Globo de Oro y el Oscar como mejor película, ganadora del premio al mejor guión en ambas citas), cinta en la que congenian su particular visión cinematográfica y dos de los actores más sugerentes del star system de Hollywood, Joaquin Phoenix y Scarlett Johansson.
Durante el rodaje de "Her"
Os adelanto que no hay riesgo de spoiler en este texto, ya que aun no he visto la película, pero quería poner por escrito los múltiples argumentos a favor de lanzarse a los brazos de una creación de Spike Jonze sin dudarlo. Si es cierto que existen personas con dudas hacia “Her”, estoy seguro de que son dudas superables.
Hits musicales para la presentación
Hablar de quién es Spike Jonze resulta, como él mismo dice en muchas de sus entrevistas, un tanto aburrido. Lo importante no está en lo que hizo antes de llegar a “Her”, en saber que Spike Jonze ni siquiera es su nombre y que utiliza otro seudónimo para su carrera fotográfica. Tampoco resulta fundamental conocer sus éxitos juveniles con las BMX o que puso en marcha varias revistas de éxito desde una perspectiva skate-hard core. No, eso tampoco. No hace falta recordar que fue uno de los responsables de "Jackass" y todo lo que vino después, aspecto por el que es idolatrado por muchos y vilipendiado por otros.
Spike Jonze con Bjork
No, vamos a dejar todo eso atrás. Si alguien quiere tener una verdadera presentación de Spike Jonze, sólo tiene que abrir la página de Youtube y realizar cinco sencillas búsquedas. Os las dejamos escritas para que no haya posibilidad de error al dar con ellas:
- “Sabotage” de los Beastie Boys.
- “It's so quiet” de Bjork.
- “Rockafeller Skank” de Fatboy Slim.
- “We were Once a Fairytale” de Kanye West.
- “Drop” de The Pharcyde (este tiene un truco técnico que hay que descubrir).
Vistos los vídeos, ya no se pueda hacer otra cosa que ver sus películas.
Sabores para conocer más en profundidad
Estoy seguro de que gran parte de los que están leyendo este texto (me gusta pensar que son muchos, soy un optimista) ya habrán visto “Cómo ser John Malkovich” (Being John Malkovich, Spike Jonze, 1999), una película imprescindible en cualquier filmoteca, con guión del irrepetible Charlie Kauffman. Ser capaz de armar un delirio con un marionetista callejero y un pasillo que te lleva al cerebro de John Malkovich y que todo no se escurra entre los dedos como una bola de helado en tus manos en agosto con 40 grados a la sombra, merece, por lo menos, un aplauso.
Un pasillo hasta el cerebro de Malkovich
Para los que ese aplauso les haya sabido a poco, les pedimos que se remanguen y se sumerjan en “El ladrón de orquídeas” (Adaptation, Spike Jonze, 2002), de nuevo con guión de Kauffman, que se convierte a sí mismo en personaje de la historia. La película es difícil, tiene subidas y bajadas, y muchos momentos en los que parece que va a ser imposible soportar a Nicholas Cage, pero, cuando parece que se cae, se levanta de nuevo, una vez y otra. Y en ese levantarse emerge Meryl Streep, brutal una vez más, para llevarte de la mano hasta un final que te hará dudar de tu capacidad intelectual.
Si después de la duda, quieres un dulce, camina hasta “Donde viven los monstruos” (Where the Wild Things Are, Spike Jonze, 2009) y convéncete de que en esta cita, como en todas las buenas citas, no van a faltar los matices y el espacio para los detalles de ternura.
¡Qué bien!
Preparando la cita con Spike Jonze
El encuentro esperado
Con todos estos antecedentes, está claro que si no hemos logrado que desees el encuentro con “Her” del mismo modo que deseas que tu lista con los mejores actores del momento sea algo irrefutable (perdón, este es un deseo personal que se nos ha colado en el párrafo), es que no hablamos el mismo idioma. Aun así, la propia película y su planteamiento, ofrecen motivos adicionales para que esa cita termine siendo un éxito de esos de los de desayuno en compañía al día siguiente (tú ya me entiendes).
Diseñar un personaje protagonista que no se verá en una sola imagen, que sólo oiremos; adentrarse en una relación amorosa construida a base de frases, réplicas y contrarréplicas, sin contacto físico alguno; ofrecer una visión futurista (pero no de ciencia ficción) sobre el papel de la tecnología en esas mismas relaciones... todos esos son los puntos por los que pasa “Her”, asentándose en un guión, esta vez responsabilidad absoluta de Spike Jonze, del que se dice que no muestra fisuras (aunque eso debemos confirmarlo en nuestro visionado). Los argumentos están ahí para quien quiera verlos.
¿A qué otra película recuerda esta imagen?
Ya por último, poniéndonos en plan prensa rosa, recordar que Spike Jonze estuvo casado con Sofia Coppola, quien no pudo negar que el personaje de Giovanni Ribisi en “Lost in Translation” (id, Sofia Coppola, 2003) tenía muchas reminiscencias de lo que ella sintió durante su matrimonio con el director – fotógrafo. Puede que la réplica de Jonze, aunque se haya hecho esperar, este aquí, en una película que, según él mismo, no trata sobre las relaciones del ser humano con la tecnología, sino de las propias relaciones de pareja en el ser humano.
¿Qué mejor tema para tratar en una cita que las relaciones de pareja?
Pues lo dicho, a cumplir con el propósito veraniego.