Mud: la distancia entre el cartel y la película

Mud: la distancia entre el cartel y la película

Escrito por pedrinho

Aunque a lo mejor a simple vista no pueda parecer así, tras esta página, tras este proyecto llamado Spoilercat, consagrado (con mayor o menor éxito) a ofrecer una mirada propia sobre el cine, hay una mano que mueve los hilos. No es una mano negra y sus movimientos son sutiles, pero está ahí detrás, eso no lo dudéis.

Es esa mano la responsable de que hoy vayamos a intentar atrapar vuestra atención durante unos veinte minutos (lo que estimamos que lleva leer este texto) hablando de “Mud” (id, Jeff Nichols, 2012), película que pasa por ser una de esas grandes últimas actuaciones de Matthew McConaughey, con las que ha terminado llevándose el Oscar al mejor actor en este 2014 por su interpretación en “Dallas Buyers Club” (id, Jean-Marc Vallée, 2013). Sin duda, la elección de “Mud” no es aleatoria, ni fruto de una feliz casualidad, sino que procede de una discusión arrancada hace siete días en la que no podíamos dejar de preguntarnos si el señor Matthew McConaughey puede ser considerado un gran actor.

Ese es el objetivo, al menos de partida, de esta revisión de la última película hasta el momento de Jeff Nichols, ya que "Midnight Special" (id, 2014) aun está en fase de postproducción, el mismo Jeff Nichols que arrancó aplausos y críticas positivas en Cannes con su “Take Shelter” (id, 2011). Sin embargo, al sumergirnos en “Mud”, en la que vuelven a mostrarse las principales coordenadas del cine del señor Nichols (la Norteamérica profunda, la naturaleza como elemento místico, el diálogo con la figura paterna...), pronto queda claro que aunque sea Matthew McConaughey el reclamo, no es en realidad de él de quien va todo esto. No, de eso nada.

932474a51a264f2e124a3404f837a3cd¿Es esta la imagen de presentación más acertada?

Lo que dice el cartel

Al analizar una película en su conjunto, no puedo evitar recordar al gran Stanley Kubrick (no porque la cinta tenga algún semejante con sus obras), sino por la obsesión del mito del cine por controlar hasta el más mínimo detalle de sus producciones. Un control que a buen seguro no pudo realizar Jeff Nichols con su “Mud”, porque si así fuera estamos convencidos de que no elegiría el cartel que se confeccionó para la película, tan peligrosamente semejante al de “Como locos... a por el oro” (Fool's God, Andy Tenant, 2008), una de esas cintas que ejemplifican lo que ha sido la mayor parte de la carrera de Matthew McConaughey.

En realidad, ya en el propio cartel está la trampa. Matthew McConaughey es el reclamo, el nombre, el anzuelo, sobre todo una vez que se le pegan a continuación frases como 'la mejor interpretación de su carrera', 'sección oficial en Cannes'... Resulta lógico, al combinar esos elementos (McConaughey, Cannes, interpretación...), la cabeza empieza a dar vueltas, como si te acabaras de tomar tres chupitos de vodka a pelo del tirón, y la curiosidad entra en ebullición, llevándonos como un cordero hacia ese espectáculo visual que nos espera, porque si todos sabemos que McConaughey está bueno y cachas, si resulta que actúa como los grandes, pues no hay otra cosa que esperar.

Sin embargo, ¿es de eso de lo que trata la película? Es más, ¿es eso lo que deja la película? ¿acaso tenemos, como sucede en el cartel, una película dominada por completo por la figura de McConaughey?

Veremos que nos dice la película al respecto.

a48eea6a71171feead0a7594bf02d4e2El eje sobre el que gira la película

Lo que dice la película

La verdad es que la cinta de Jeff Nichols dice bastantes cosas, sugiere algunas otras y menciona unas cuantas más, aunque pasa por ellas de puntillas. Entre todas esas cosas que dice, por supuesto está el nombre de Matthew McConaughey, convertido en protagonista por el título y por el cartel, pero que no es el eje de la trama, sino Ellis, interpretado por Tye Sheridan, un muchacho de catorce años con una visión del amor idealizada, algo admirable en un entorno tan poco romántico como el que sugiere ese medio oeste estadounidense.

Todo el discurrir de la narración, con el río haciendo de hilo conductor, convertido en mito por su capacidad de alimentar a las familias de los protagonistas y por ser la vía de escape de Mud, avanza de la mano de Ellis. Es Ellis quien está entrando en la adolescencia, es Ellis quien encuentra a Mud, es él quien decide ayudarlo, quien vive el fin del matrimonio de sus padres, quien está a punto de morir... Es Ellis quien cambia, quien evoluciona, no Mud, por mucho que Matthew McConaughey sea la figura dominante del cartel.

Ese protagonismo infantil-adolescente, esos paisajes, la presencia del río como fuente de secretos y muchos otros elementos evocan desde ya los primeros fotogramas a títulos emblemáticos de ese género de los años 80, películas como “Cuenta conmigo” o “Los Goonies”, que, a buen seguro teniendo en cuenta la edad de Jeff Nichols, forman parte de la lista de películas que dejaron las primeras huellas de su pasión por el cine. Sin duda hay mucho de esos clásicos en “Mud”, como también hay un intento de contar una historia personal, de hablar del modo en el que un joven de un pueblo de Arkansas puede entender el amor, al héroe o a su padre, personaje en el que se mezcla la admiración y la decepción a partes iguales. Un intento que en la película se queda corto, probablemente por optar por tocar muchos palos, dejar muchas pinceladas, que por decidirse a llegar más al fondo de algunos de ellos.

ef88567f9553b70d24ba5ee7ac8a3f55El verdadero protagonista

Sin querer entrar en demasiados detalles, hay una escena de la película que refleja a la perfección esa sensación de conversación incompleta que deja la cinta en muchos de sus aspectos. En un momento en el que Ellis acompaña a su inseparable Neckbone hasta su casa, casa en la que vive con su tío, quien le ha criado desde pequeño porque no conoció a sus padres, este aprovecha un momento en el que se queda a solas con Ellis para advertirle de que no debe meter a su amigo en un lío del que no sea capaz de sacarle. Lo hace, pero lo hace con rodeos, con frases incompletas, moviéndose del sofá a una silla para coger la guitarra, haciendo imposible comprender qué es lo que quiere decir en realidad. De hecho, al salir, Neckbone le pregunta a Ellis de qué ha estado hablando con su tío y le responde que no lo sabe. Y así es, no lo sabe, ni él, ni nosotros.

¿De qué quiere hablarnos Jeff Nichols?

Si optáramos por una mera descripción, diríamos que es la historia de un muchacho y su amigo que encuentran a un fugitivo al que ayudan a preparar su huída en barco, antes de que den con él la policía o los matones que lo buscan. Esa sería una descripción bastante precisa, pero no adecuada para explicar de qué habla “Mud”, porque en ella hay muchas referencias al amor, un amor idealizado que va a estar ahí a pesar de todas las bofetadas que pueda darnos, a las relaciones paterno-filiares, a la violencia como único modo de lograr objetivos, a un estilo de vida que desaparece... muchas cosas, todas ellas juntas en un revuelto en el que resulta complicado identificar los sabores por separado.

Con esto no queremos decir que “Mud” sea una mala película ni mucho menos. De hecho, casi podríamos plantear eso como una virtud, ya que el propio ritmo de la cinta, muy pausado en todo momento, da tiempo suficiente para que atiendas a esas migas que va dejando la narración para tenerlas presentes y reconocer el momento en el que las habías visto antes (la serpiente juega ese rol de miga, apareciendo en varias historias de Mud para avisarnos de que va a ser una pieza importante en el desenlace). Así, a pesar de que la estricta descripción de la trama (fugitivo, huída, barco, policía, matones) pueda adelantar secuencias de acción, esas no existen en la película salvo en el tiroteo final (también muy pausado), algo coherente con el estilo narrativo que adopta Nicholls desde el comienzo, que nos deja varios instantes para que nos subamos con los personajes en sus recorridos, en esos inevitables desplazamientos (en moto, en coche, en barco) en un entorno con unas distancias enormes para lo que estamos acostumbrados en nuestra vida diaria por estas latitudes.

b14d09b8cf3babeac2099da8f3b38db2Podías haber sido tú, Michael

Por supuesto que no es una mala película, pero hay errores, algunos de ellos de bulto, fundamentalmente en el guión (llama poderosamente la atención que Ellis, al que los matones ya han preguntado si ha visto a Mud o a su novia que espera por él en el motel, cosa que ha negado, aun vaya dos veces más a verla a ese mismo motel a plena luz del día y sin tomar demasiadas precauciones, un motel en el que supuestamente está vigilada todo el tiempo), pero son errores que se pasan por alto porque la historia que cuenta no es esa, la de un fugitivo perseguido por buenos y malos, sino la de un chaval y su visión sesgada, idealizada e incompleta del mundo de los adultos. Por eso dan igual esos errores.

Lo que nos obliga a decir de Matthew McConaughey

Llegados al final, estamos obligados a volver al principio, a esa pregunta que puso en movimiento esa mano tras Spoilercat. Una pregunta que sonaba así “¿es una gran actor Matthew McConaughey?”, una pregunta que, tras ver “Mud”, no tiene respuesta. Sí, sabemos que en muchos lugares se han llenado la boca diciendo que era la mejor interpretación de McConaughey hasta el momento, pero la verdad es que, aun siendo cierta esa afirmación, eso no implica que estemos ante una actuación de gran calibre. Lo cierto es que no lo estamos, y no lo estamos por una serie de motivos claros y concisos. 

d41b1e0655a198d0f9a24602889664c4Muy bien alimentado para comer judías en lata

En primer lugar, falla la caracterización, dejando al personaje en una imagen de póster, sin que su pelo (siempre bien puesto en un entorno muy húmedo, sin que haya una ducha cerca), su constitución física (músculos de gimnasio y abdominales poderosos para alguien que chupa latas de judías) o su dentadura (de un blanco inmaculado, irreal en un personaje como ese) se acerquen a las que uno puede esperar de Mud. Faltan también los contrapuntos, los duelos con otros personajes que permitan intuir sus diferentes matices de ese Mud que sólo se relaciona, y poco, con dos chicos a los que pide cosas y cuenta historias. Y, por último, no conseguimos olvidarnos, en ningún momento, de que estamos viendo a Matthew McConaughey, al mismo hombre del poster, y pasemos a caminar con Mud. De hecho, nos lleva a imaginarnos lo que habría sido de la película en el caso de que Mud hubiera sido ese Michael Shannon, actor fetiche de Jeff Nichols, que pasa de perfil por la cinta, pero que aun así tiene tiempo para dejarnos varias de esas miradas que parecen la promesa de un montón de tormentas forjándose dentro de su cabeza.

Eso es lo que nos deja la imaginación, pero la realidad sólo nos deja el póster.