El cine (y esa es una de sus grandes virtudes) puede golpearte de modos muy diversos. Puede apretarte el corazón hasta que te salte esa lágrima que no querías, puede pisarte las tripas amenazando con sacar la primera papilla que tomaste o puede darte una patada en las pelotas y descubrirte ese mundo que habías pasado por alto. Puede hacer todo eso y puede, como en el caso de "Snatch" (id, Guy Ritchie, 2000) darte toda una serie de puñetazos en el estómago hasta que te quites todas las absurdas ideas preconcebidas sobre lo que es una buena película.
"Snatch" es una buena película. De hecho es una película cojonuda y tendrías que tener las venas saturadas de colesterol y ver la muerte sentada a los pies de la cama para contar con una buena excusa para no verla.
¿Exagerado Ni mucho menos, sino repasa estos diecisiete motivos que te doy para no dejar de verla.
1. Guy Ritchie es un tipo muy peculiar (tenía que serlo para casarse con Madonna) y no hay película suya en la que no lo deje claro. "Snatch" es un producto "100% Guy Ritchie", una obra de la que es el guionista y el director, así que sólo puedes culparle a él de los efectos que provoque en tu organismo.
2. Te gustó "Lock & Stock" y "Snatch" sigue esa misma línea, pero con una mayor destreza en el control de los tiempos de la narración, con mejores diálogos y unos puntos álgidos que no tiene su predecesora. Toda una demostración de que la experiencia previa, la práctica, puede llevar a acercarse a la perfección.
Jason Statham y su expresiva mueca
3. Porque tras los cientos de "Transporter" (id, Louis Leterrier y Corey Yuen, 2002), "Crank" (id, Mark Neveldine y Brian Taylor, 2006), "Death Race" (id, Paul Anderson, 2008) y varios títulos más por el estilo, te parecerá imposible ver a Jason Statham estar toda una película con las manos en el bolsillo de su abrigo, sin repartir golpes a diestro y siniestro. Pero así es. El bueno de Statham no tira de bofetadas y disparos, sino de una mueca continua que dice "están a punto de joderme" con la que, la verdad, supera por mucho el mejor de sus puñetazos.
4. Jamás habrás visto a un diamante, uno enorme, por cierto, dar tantas vueltas, generar tantos malentendidos, provocar tantos disparates, golpes y peleas y tener tantos pretendientes como el que pone en danza a todos los protagonistas de "Snatch". En este caso no es un "Desayuno con diamantes" ("Breakfast at Tiffany's", Blake Edwards, 1961), sino una auténtica "merienda de negros con diamantes" (expresión que suena muy feo, pero que resulta de lo más gráfico) lo que dará comienzo a toda la digestión.
5. Tendrás una buena ocasión de preguntarte de dónde ha sacado esas perennes e inconfundibles ojeras Benicio del Toro. El actor puertorriqueño consigue que, sea cual sea su papel, la duración que tenga y las frases que llegue a decir, siempre te quedes con su imagen tatuada en la retina. ¿Serán sus ojos ¿Su mirada ¿Esos pelos aparentemente ingobernables ¿Las facciones esculpidas en piedra ¿Será... Ni idea. Pero puedes estar seguro de que una vez entra en escena, parece tragarse todo lo demás a su alrededor.
Benicio Del Toro, inconfundible, se ponga como se ponga
6. Si quieres saber qué significa arriesgar con los planos, salirte de lo convencional en un enfoque y plantear giros de cámara distintos, te van a bastar con apenas veinte minutos de película. Cierto que no todo está justificado, pero ¿por qué tiene que haber justificación No hay explicación para todo lo que sucede en la vida y, en multitud de ocasiones, no encontramos las palabras adecuadas, pero el impacto está ahí y es innegable.
7. A pesar de todo el ruido, de los golpes, de las distracciones, "Snatch" cuenta una historia y lo hace maravillosamente. No quedan detalles sueltos, no hay secuencias al azar, no se pasa por alto nada, se avanza linealmente y en paralelo, se atan cabos y los giros de guión están perfectamente colocados. Sí, ya sé que es fácil quedarse con las risas, con las frases malsonantes y con los puñetazos, pero como siempre decimos "sin historia no hay nada" y en "Snatch" la hay. Y de las buenas.
8. No me viene a la cabeza otro actor que pelee mejor que Brad Pitt. El guaperas oficial del mundo del cine tiene algo más que planta (que la tiene y la luce en la película) y en las peleas, en esos combates a puños descubiertos, sus tics, sus manierismos, sus saltitos y sus muecas encuentran su razón de ser. Eso está ahí, a la vista de todos y por algo lo han puesto ya a pelear en tantas películas.
9. Nunca está de más ver como al guapo de la peli, en este caso Brad Pitt, le parten la cara en varias ocasiones. Estamos ya aburridos de protagonistas que ni se despeinan tras caer de un helicóptero y atravesar una tormenta de arena en tierras australianas (sí, aun estoy indignado con Hugh Jackman), que parece que tienen firmado por contrato que no pueden salir mal en un solo plano. Señores, sí que se puede, y eso no les hace perder glamour, sex appeal o espacio en las carpetas de las adolescentes.
¿Alguien pelea mejor que Brad Pitt en una película
10. Vas a tener que concentrarte mucho y agudizar bien el oído para entender qué demonios dicen esos "tinker" ("chatarreros" sería la traducción literal aunque en la versión española optan por "gitanos") encabezados por Brad Pitt y su familia. Las caras de Statham y su compañero son todo un poema cada vez que tienen que tratar con ellos, porque no hay quien pueda entenderles. Por cierto, hay mucha diferencia entre la misma frase con la palabra "chuchos" y otra con la palabra "chochos" en su lugar. ¿A que sí
11. El perro es el mejor amigo del hombre, pero puede ser su gran amor si lleva una piedra preciosa de muchos kilates en el estómago. El amor no entiende de edad, sexo, raza o condición, pero el amor interesado, ese sí que puede llegar a mover montañas y hacer que estemos dispuestos a pasar por el altar con un canino pretendiente.
12. El saber no ocupa lugar y nunca está de más tener claro cuál es el mejor método para deshacerse de un cadáver. Ya, yo tampoco tengo pensado cargarme a alguien, pero esas cosas, como vemos en "Snatch", a veces pasan y a lo mejor nos resulta útil tener claro que no hay mejor método que dárselo de comer a los cerdos. ¿Será por eso que está tan bueno el jamón
13. Hay películas a montones sobre los bajos fondos de New York, de Los Angeles o de Chicago, pero, la verdad, nos quedamos con los bajos fondos de Londres. Tal vez sea por el típico humor inglés o por la niebla persistente, pero las casas de apuestas ilegales, los gimnasios escondidos, las peleas clandestinas y los gangster judíos resultan mucho más divertidos en Inglaterra que en cualquier otra parte del mundo.
14. El amor a una madre puede tomar muchas formas y para un "tinker" no hay expresión de afecto mayor que regalarle a su mamá una caravana nueva. Un afecto que puede alimentar un deseo enorme de venganza, en caso de que alguien ose hacer daño a esa madre por la que estaríamos dispuestos a hacer cualquier cosa. Un deseo de venganza que no entiende de gangsters, policías, peleas o diamantes.
15. Un buen cierre, con su tensión, su incertidumbre, su momento de clímax y la conclusión de las diferentes tramas abiertas. Eso es lo que te mereces tras haber estado un par de horas delante de la pantalla y eso es lo que tienes al terminar la película. Parece sencillo, pero, como tú ya sabes, no es una fórmula tan habitual como debería en la industria cinematográfica.
16. Un apunte: el cine actual le debe mucho a los videoclips. Por supuesto no hablamos de esas secuencias en slow motion, dedicadas a destacar los atributos (habitualmente femeninos) de un personaje o a plagar de efectos especiales secuencias intrascendentes. Hablamos de arriesgar con el enfoque, a dotar de dinamismo cada escena, porque cada plano cuenta. Ahí se nota para bien ese bagaje de Guy Ritchie, una experiencia que sabe aprovechar para redondear su producto.
17. Has oído hablar de ella, te la han contado, sabes de sus gags, de sus puntos fuertes, de lo bueno, de lo malo,... ¡Joder, si hasta tú mismo las has visto! Pues venga, vamos, deja de hacerte el remolón (o remolona, que para las chicas vale lo mismo el argumento), ponte en pie, prepara las palomitas y a ver de nuevo "Snatch" (id, Guy Ritchie, 2000).