La historia del cine está marcada por un buen número de hitos, de películas que representan no sólo las más altas cotas a las que este arte puede llegar, como podrían ser “Ben-Hur, (id, William Wyler, 1959) o “Slum Dog Millionaire” (id, Danny Boyle, 2008), sino porque establecen un antes y un después. Un cambio, una transformación, un paso adelante que no tiene por qué implicar una evolución positiva o negativa, pero tras la que no hay marcha atrás, porque las cosas ya no pueden volver a ser las que eran.
En ese grupo de películas, en esas que nos adentran en nuevas etapas, que rompen barreras, ya sea sociales, culturales o técnicas, nos encontramos con “Alas” (Wings, William A. Wellman, 1928), la primera en ganar un Óscar a la mejor película en 1928, con “Árboles y flores” (Flowers and trees, Burt Gillett, 1932), el primer cortometraje de animación en color, o “Pesadilla antes de Navidad” (Nightmare before Christmas, Henry Selick, 1993), la primera de animación en ganar un Óscar (a los mejores efectos visuales), productos que más allá de su valor como obras de arte (que algunas de ellas lo tienen), se han ganado su lugar en la historia por lo que implican, por lo que han supuesto para la forma de hacer cine.
En este grupo nos encontramos también con “Avatar” (id, James Cameron, 2009), una película que marca el comienzo de la era 3D, el momento en el que esa forma de grabar, de montar y de reproducir en las grandes salas pasa a ser un fenómeno de masas. Es así como ese monstruo multimillonario desarrollado por la factoría de James Cameron se ha convertido en un título de referencia. No ha sido su historia, sus interpretaciones o la narración lo que le ha dado ese lugar, sino la demostración empírica de las posibilidades de esa técnica como modelo de negocio. Porque eso en realidad es lo que plantea “Avatar”, un nuevo modelo de negocio.
La guerra, el enfrentamiento, es inevitable
El responsable de la irrupción a gran escala del 3D
James Cameron ya lo había adelantado durante la creación de uno de sus documentales, quería pasar a grabar en 3D, quería convertir esa técnica en la nueva gallina de los huevos de oro. Y lo cierto es que lo logró, obligando a cualquier otro proyecto que aspira a hacer una caja de las grandes a rodar en ese formato o, cuando menos, a contar con una versión en tres dimensiones, de esas que hace falta ver con gafas en verde y rojo (pagando el correspondiente extra) y en la que todos nos ponemos tiesos en cuanto sale 'una flecha disparada de la pantalla'. Por ese motivo, el señor Cameron, el que un día se autoproclamó el 'rey del mundo', puede presumir de haber cambiado la historia del cine, al menos a nivel técnico, porque está claro que a nivel narrativo el James Cameron no ha inventado nada nuevo con este “Avatar”. Aunque estamos seguros de que tampoco lo pretendía.
Apuesta a caballo ganador
Evidentemente, no creemos que Cameron sea el rey del mundo del cine ni mucho menos, pero eso no quita que su caso no sea digno de estudio, en especial por lo logrado en los primeros momentos de su carrera. No hay muchos otros casos de alguien capaz de levantarse de un serio varapalo en su primer proyecto importante, y levantarse además por todo lo alto, logrando crear todo un referente dentro de la historia de la ciencia ficción gracias a un gran guión, en el que casi primaba más lo que se contaba que lo que se llegaba a ver, como “Terminator”. Sería realmente interesante saber el modo en el que Cameron vende sus proyectos, porque si de algo pueden presumir gran parte de ellos es de contar con ese cartel de “película más cara de la historia”, un título que sólo sirve para hacernos una idea de la inversión en efectos y para imaginar lo buen negociador que es.
Todo por el metal
La forma de Avatar
Sin embargo, este era un intento de review sobre “Avatar” y llevamos ya más de medio texto y lo cierto es que mucho no hemos hablado de la película. No, no se trata de un error, sino de una intención clara y definida, probablemente una que no está demasiado lejos de lo que planteó el propio Cameron. De hecho, si recordamos con qué nos hemos quedado tras ver la película (que muchos la hemos visto, no lo vamos a negar, porque sólo hay que revisar las cifras de espectadores), podremos hablar de los efectos, pero puede que de los efectos en general, porque tampoco hay ninguno en concreto que destacar por encima del resto. Sí, tal vez la secuencia en la que tiene que encontrar el Toruk con el que enlazarse resulta bastante espectacular, pero las recreaciones del mundo marino como modelo son evidentes en todo momento y las secuencias de enfrentamiento armado tampoco muestra nada que alguien, aun sin conocer el 3D, no pudiera haberse imaginado antes.
Una transformación esperada
Así, tras haber visto “Avatar”, tras haber dejado pasar unos años desde su visionado, el poso que deja la película, la más cara y promocionada de la historia, una capaz de cambiar la historia del cine y meterlo de lleno en el 3D, no es demasiado grande. De hecho, es más bien escaso. En ella, lo que queda es la técnica, el método, el cambio y el paso a un futuro que ya es presente. Pero nada más. Sí, sé que resulta casi irónico decir nada más al hablar de la película que hizo posible este cambio, pero aquí no podemos olvidar unas palabras de Tim Burton, en las que aseguraba que el 3D iba a terminar con el cine, porque no podemos decir que no vaya a ser verdad. ¿Y eso cómo? Si todos nos olvidamos de que la forma no puede ser el fin último (y único) de una historia.
El fondo de Avatar
Lo importante es mirar en la misma dirección
De este modo llegamos al final de la review de “Avatar” (id, James Cameron, 2009) y lo hacemos sin hablar del guión, de las interpretaciones o del correcto cierre de la historia. No hace falta, porque con decir que “Avatar” es una versión (una más) de “Pocahontas”, con su Capitán Smith y todo lo demás, pero con naves espaciales, marines y bestias que vuelan, ya habríamos hecho un más que completo resumen de su argumento. Cualquiera puede adelantar cómo avanzará la historia, cómo se ganará el protagonista (Sam Worthington) el corazón de su aborigen particular, cómo creerán que traiciona a los nativos y cómo se pondrá del lado de la naturaleza para pelear contra los que eran los suyos. Sí, claro, todo eso en 3D, con los espectadores con gafas con cristales verdes y rojos y todo lo demás, pero esa historia, esa exactamente (otra vez) al fin y al cabo.
Como veis, los caminos a la historia del cine son inescrutables, pero, como bien sabe el señor Cameron, son más accesibles cuanto más grande es el presupuesto de partida.
Sobre la parte de técnica, la verdad es que no tengo ninguna queja sobre el artículo, porque no deja de ser eso, un artículo de opinión. Pero cuando el autor se ha puesto a hablar sobre el guión, debo puntializar algunos aspectos (no se cuanto sabe el autor sobre técnica de guión, pero partire de que no sabe, sin ofender).
En primer lugar y cito: -"porque con decir que “Avatar” es una versión (una más) de “Pocahontas”, con su Capitán Smith y todo lo demás".
He de decir que no es una versión de Pocahontas como muchos defienden, y pese a las similitudes, no es una versión. Ahora explicare el por qué y para fundamentarme lo digo de la mano de el libro "El guión, arte y técnica de escribir para cine y televisión" de el autor DOC COMPARATO.
En primer lugar la humanidad UNICAMENTE sabe contar 9 historias a las que se denomina "Plots" (que significa núcleo dramático de la cadena de acontecimientos). Todas las historias tanto literarias como audiovisuales (ya sea cine,publicidad,cuentos infantiles,novelas,relatos populares,cuentos mitologicos,la Biblia,etc.) de todas las culturas estan formadas en su base por plots, ya sea voluntaria o involuntariamente. Con esto podemos decir que el plot es la base que compone cualquier historia.
Ahora veremos los plots de "Pocahontas":
-Plot del Amor: una pareja que se ama es separada o se reencuentra por alguna razon.
-Plot del Exito:u un hombre que ambiciona el éxito,con final feliz o infeliz para ese hombre (o mujer o animal o entidad)
-Plot de la Metamorfosis(tambien conocido como de la cenicienta): un hombre se transforma, ya sea fisicamente o psicologicamente respecto a los modelos sociales vigentes.
-Plot de la Familia: muestra la relación entre familias o un grupo que de alguna forma estan ligados.
-Plot de la Conversión: convertir al bandido en héroe, una sociedad injusta en justa, sin que por ello haya necesariamente una metamorfosis.
Esta serie de plots son EXACTAMENTE los mismos que en "Avatar". Pero aunque sean los mismos el plot solo es la base, por encima del plot tenemos el argumento, luego la estructura y luego la macro o micro estructura, que se refiere a la totalidad del guión por escenas o por bloques de escenas.
Visto esto añadamos otras historias que comparten los mismos plots, y si no e creeis simplemente paraos un momento a pensarlo.
Blade Runner, Ben-Hur, Robin Hood, Braveheart, Bailando con lobos, Oblivion, El diablo viste de Prada, Matrix, Juana de Arco, Amadeus, Lawrence de Arabia, Forrest Gump, El Padrino, E.T. el Extra-Terreste, Spiderman, Titanic...
Podría seguir, pero creo que con esas pocas películas y siendo de generos tan variados, se puede apreciar que al final cuentan la misma historia, simplemente cambiando epocas, generos y argumento, pero todas comparten los mismos plots (que recordemos son 9, y solo he mencionado cinco).
Asi que cuando alguien diga, buah esta peli tiene un guión aburrido o genial o innovador, parate y reflexiona ¿esto no lo has visto otro monton de veces en otro monton de peliculas Porque en resumidas cuentas, a la hora de contar una historia, ya esta todo contado.
THE END