Review: A Ciegas (2002)

Imagina el caos y la desesperación de un mundo donde todos han perdido la visión. Donde, de repente, el más elemental de los sentidos, el que nos hace distinguir el mundo en el que vivimos, el que nos aleja de las sombras, desaparece, convirtiendo en órganos vacíos a los ojos de millones de personas. ¿De todas? No, de todas salvo una mujer, de la que José Saramago ni Fernando Meirelles (el director de esta película) nunca da nombre, pero que aquí distinguimos como Julianne Moore, en una muy buena actuación de la actriz, y en una película en donde no sólo será ella la única que conserve la vista, sino también nosotros, los espectadores, quienes contemplamos este tremendo espectáculo social que creó el genio portugués de la Literatura y que llevó al cine, en 2008, otro portugués que no llega a genio pero sí a buen director. Adéntrate en un mundo de ciegos donde el espectador es el tuerto rey, como diría el dicho.

Un mundo de ceguera apocalíptica donde todo, de repente, se paraliza, donde la sociedad ha dejado de existir.

José Saramago en el cine

Hay un dicho en el mundo del cine que asegura que la película nunca podrá superar al libro. Sólo en casos muy puntuales la obra cinematográfica supera a la obra literaria. A mí solo se me ocurre uno: “El Padrino” (Francis Ford Coppola, 1972), aunque también es cierto que mi opinión al respecto deriva de haber leído el libro después de la película. En este caso que nos ocupa, el de “A Ciegas” (“Blindness”, Fernando Meirelles, 2008), leí antes el libro de Saramago, “Ensayo sobre la ceguera”. Lanzo un aviso a navegantes: aunque suene a tópico, la película no supera casi en ningún aspecto a la obra literaria.

Pero ello no dice que ésta sea una mala película. Los que nos hemos adentrado (y sobrevivido) en el universo del genio portugués, habremos comprobado, con mejor o peor acierto, cuán difícil resulta a veces su prosa, una prosa que aunque se presenta complicada al iniciar la lectura, luego se vuelve genial, rica en matices, única, asombrosa y cargada de metafísica.

“Ensayo sobre la ceguera” de la que deriva “A Ciegas”, es una obra metafísica que lanza la kafkiana hipótesis de una humanidad que rompe, de repente, con la humanidad, y que sólo tiene a sí misma para sobrevivir. Un “reboot”, que Meirelles convierte en cine con grandes aciertos y algunas sobras.

Antes que él, pocos se habían adentrado en el universo Saramago y hacerlo película. En 2002, la también surrealista premisa del escritor portugués en su obra “La Balsa de Piedra” (George Sluizer, 2002) (una falla en los Pirineos deja a la deriva a la Península Ibérica) se hizo película bajo una producción hispano-lusa. Ahora, en 2012, otra obra de Saramago, “El hombre duplicado”, verá la luz como película, bajo el título de “An Enemy” y con la actuación protagonista de Jake Gyllenhaal.

Un mundo de ciegos

En un mundo en donde ni Saramago ni Meirelles (intentando continuar con los preceptos del escritor) especifican ciudad y época, una misteriosa epidemia de ceguera comienza a propagarse a velocidad de vértigo, sin que puedan precisarse causas ni orígenes de la enfermedad. Los primeros infectados serán confinados en centros de reclusión “para ciegos”, donde una mujer (Julianne Moore) finge estar infectada con el objetivo de mantenerse junto a su marido, (Mark Ruffalo) que sí está contagiado y, por tanto, ciego. La película (al igual que el libro) se centra en la vida de esta comunidad de ciegos que crece cada día debido a la propagación de la enfermedad en el mundo exterior, sin que nunca sepamos exactamente qué ocurre ahí afuera. Dentro del centro de reclusión, los ciegos tendrán que reinventar una micro-sociedad bajo el nuevo precepto de que nadie puede ver a nadie, y donde finalmente acabará por imponerse la ley del más fuerte, dando lugar a atrocidades de todo tipo.

Julianne Moore, los ojos no sólo de su marido sino de todo el grupo protagonista, ejemplariza el nexo de unión entre lo que antes era la humanidad y el mundo de ciegos que es ahora.

Un grupo de excelentes personajes que intentarán sobrevivir a la ceguera de un modo distinto cada uno desfilarán ante los ojos del espectador, que sí puede verlo todo, y crearán un mosaico donde finalmente se impone la moraleja que Saramago aplica en su novela: al final, veamos o no veamos, nuestro mundo no es más que un mundo de ciegos. 

¿Qué comer cuando nadie tiene la capacidad de producir comida? Estas y tantas premisas lanza Saramago en su historia, y que Meirelles reproduce con mucho acierto.

¿Lo consigue Meirelles? Quizá yo no pueda dar una visión cien por cien objetiva de la película, pues leí antes el libro y la opinión que tengo de la obra cinematográfica está totalmente condicionada por la obra de Saramago. Pero, intentando ser imparcial, y aunque sea difícil, creo que “A Ciegas” consigue transmitir el alentador mensaje que el escritor portugués impregna en su libro, aunque sin la fuerza y la potencia de éste, debido seguramente a que, como decíamos al comienzo de esta review, una película nunca podrá ofrecer lo que un libro.

Una ceguera a medias

“A Ciegas” es una película dura, a ratos desagradable y perturbadora, pero con un maravilloso mensaje final, conjunto a la moraleja que decíamos: al corazón de las personas no se accede por la visión, ni siquiera por los sentidos, sino por el alma. Como la mayoría de vosotros, he visto muchas películas apocalípticas que muestran un mundo devastado por la guerra, los zombis, los alienígenas o los vampiros. Ésta es la película apocalíptica más descorazonadora que he visto, la que más inquieta y angustia, la que te muestra que el verdadero apocalipsis del hombre es él mismo y no un monstruo exterior ni una bomba nuclear.

Y al final, el hombre, ciego aunque pueda ver, descubre que no hace falta la visión ni los sentidos para llegar al corazón de las personas.

El hombre es ciego, vea o no vea, y ello expone Saramago en una obra universal de la literatura. Fernando Meirelles intenta hacerlo en una buena película, pero naufraga finalmente en lo que hace del cine un espectáculo visual: aburre a ratos, te hace desconectar a ratos (tal si como nosotros fuésemos los ciegos) y te hace desear su final. Pero, a ratos, también recuerda a lo mejor de la obra literaria, y merece la pena sólo por su maravilloso comienzo y por la brillante idea kafkiana con que parte, que se desarrolla en esta película de forma irregular pero sin dejar de mirar nunca al genio de la literatura universal que la dio vida en inicio.

Cartel de la película "A Ciegas" ("Blindness", Fernando Meirelles, 2008)