Review: The Deep Blue Sea (2011)

Review: The Deep Blue Sea (2011)

Escrito por Alejandro

Las circunstancias en las que se mueve el mundo del cine en la actualidad son bastante complicadas. Los precios de las entradas son cada vez más elevados y las grandes salas y los distribuidores parecen por la labor de arriesgar lo menos posible. Por ello, sobre todo en ciudades pequeñas, resulta un tanto complicado acercarse a otro tipo de películas. Algunos afortunados pueden recurrir a las filmotecas (donde las haya) o a los festivales, lugares donde poder ver películas que, a día de hoy, se encuentran más fácilmente en la red que en las salas.

Como siempre, las razones a esta situación habría que buscarlas no solo en los programadores sino también en el público. ¿Por qué le interesan menos unas películas que otras? ¿Por qué la urgencia, el movimiento y la prisa tienen mejor acogida que la calma, la lentitud y la reflexión? Preguntas sin respuesta porque dependerá de cada espectador. Lo único que se puede esperar es que siga existiendo esa variedad para que todos encontremos en el cine lo que vamos a buscar.

photo_5598.jpegToda la película se desarrolla con calma y precisión.

Similitudes y diferencias

Películas como “The Deep Blue Sea” (The Deep Blue Sea, Terrence Davies, 2011) se enfrentan a este problema. Y la verdad resulta algo incomprensible porque se trata de una obra de un director de prestigio como Terence Davies y con una estrella de Hollywood como Rachel Weisz liderando el reparto. La temática, el amor y el enfrentamiento entre sentimientos y la razón y el abandono, no se aleja demasiado de otras películas con mayor recorrido comercial.

De hecho, podría decirse que esa dicotomía entre sentimentalismo y racionalidad alimenta a la mayoría de películas románticas que se pueden ver cada día. Es probable que la diferencia entre el film de Davies y esos otros que sí encuentran a su público en las salas esté en la forma de enfocarlo, de la puesta en escena y, sobre todo, del ritmo con el que se quiere contar la historia.

La importancia de dejarse guiar

Porque la historia de Hester Collyer (Rachel Weisz) es la historia de una mujer que se está apagando en un matrimonio cómodo pero soporífero con Sir William Collyer (Simon Russell Beale), un hombre que la adora pero que es incapaz de ofrecer a su esposa una vida que la llena aunque sea mínimamente. En estas condiciones, ella está dispuesta a renunciar a todo por seguir a su corazón. Todo con tal de comprobar que la vida todavía no se le ha escapado del todo.

photo_7151.jpegHester Collyer se siente atrapada en un matrimonio apagado.

Por eso cuando se cruza en su camino Freddie Page (Tom Hiddleston) ella no se opone a todo lo que implica el enamoramiento. Se entrega a él y a la promesa de, por lo menos, un poco de movimiento, en lugar de eternas cenas con su suegra viendo a su respetable marido reducido a un niño pequeño. Las similitudes con cualquier atisbo de cine comercial acaban aquí porque el personaje de Rachel Weisz es, en todo momento, consciente de que sus decisiones van a tener consecuencias. Ella las asume y sigue con ellas hasta el final.

La inevitable cuestión es si el cambio le vale la pena. No cabe duda que su vida ha cambiado y que ha instalado en ella el sufrimiento. Pero este no ha llegado solo, porque todas las emociones han pasado a cobrar una especial importancia en su vida diaria, en lugar de la comodidad aletargada que la consumía en su matrimonio confortable.

photo_1902.jpegLa relación con Freddie Page tampoco es un camino de rosas.

El proceso de “The Deep Blue Sea”

La película es, en sí misma, la culminación de un proceso. La secuencia inicial y final, obviamente paralelas, recorriendo en un sentido y en otro el barrio para acabar o empezar en la ventana desde la que Hester Collyer nos observa, abren y cierran un círculo de aprendizaje para la protagonista. Ella decide cambiar por completo su vida a pesar de la desdicha que eso le provoca (la película arranca con un intento de suicidio). Ha sido un camino largo y en ocasiones desagradable, pero se ha sentido la protagonista y ha acabado por comprender que no debe proyectar sobre sus parejas sus propios anhelos de vida, sino que es ella la única responsable de empujar lo suficiente para llevarlos a cabo.

Estructura

“The Deep Blue Sea” tiene una estructura no lineal. Arrancamos con el intento de suicidio de Hester Collyer, que solo ha encontrado desgracia en su relación extramatrimonial, y a partir de ahí se suceden los flashbacks a través de los cuales vamos comprendiendo el por qué de cada una de sus decisiones, montados en paralelo con la acción presente. El cuento de hadas que suponía su relación con el señor Page se ha topado de bruces con la realidad y va a quedar claro que tampoco él merecía su exceso de atención.

Estos constantes cambios temporales se introducen en la trama de un modo totalmente natural y fluido. Los espectadores que estamos viendo la película aceptamos que el orden en el que se nos presentan las imágenes es el correcto por encima del orden puramente cronológico para una mejor comprensión de lo que sucede. La combinación de quietud con el movimiento siempre pausado de la cámara (momentos de comunión en el bar o el metro, con la música como nexo de unión) nos permiten ir registrando los diferentes estados de ánimo que siempre quedan perfectamente definidos en la cara de Rachel Weisz.

photo_1252.jpegRachel Weisz es la absoluta protagonista de la acción.

Una historia universal

La película, además, se sitúa en un momento de la historia muy concreto, la posguerra en Gran Bretaña. Algo que queda definido en el racionamiento de la comida o los recuerdos recientes de una batalla convertidos en míticos desde el primer momento. Es simplemente una contextualización de la acción de "The Deep Blue Sea" (The Deep Blue Sea, Terence Davies, 2011) puesto que ni siquiera la condicionan. Lo que ocurre es puramente atemporal. Las actitudes y los sentimientos son claramente extrapolables a cualquier otro momento, porque, como bien explica la ama de llaves a la perdida protagonista:

“¿Sabes lo que es el amor? Limpiarle el trasero a alguien (…) y dejarle mantener su dignidad.”